sábado, 19 de marzo de 2011

3 años



Ya son tres años los que paso lejos de mi mejor amigo, sin modo alguno de contactar con él y sin fuerzas para hacerle una visita. Pensaréis que es algo extraño y dicho así quizá lo sea si no os explico que hace hoy exactamente tres años él falleció. No hay día que no le eche de menos o piense qué sería de mi vida si él estuviera aún aquí. Bobadas, él no va a volver, aunque le necesito tanto...
Nos conocimos en el colegio, y se forjó esa extraña amistad que nace en el seno de aquellos que se sienten rechazados por el resto de compañeros. Quizá nos unimos por no sentirnos solos, por querer creer que formábamos parte de algo tan fuerte como lo que nos rodeaba constantemente. Es posible que nuestro acercamiento se causara por no parecer unos marginados anti-sociales ya desde Primaria, pero lo cierto es que terminamos haciéndonos inseparables. "Yo cuido de ti y tú cuidas de mí" parecía ser nuestro lema.
El punto álgido de nuestra amistad llegó poco antes de pasar a la ESO, cuando nuestros juegos en el patio y nuestras risas a carcajadas por cualquier tontería resonaban entre los muros con mayor intensidad. La gente empezó a envidiarnos. Todos aquellos estúpidos que nos apartaron desde el principio bajaron la cabeza y pretendieron que los aceptáramos como si durante años hubiésemos sido una gran pandilla. La idea me causaba tanta repulsión como ahora, tantísimos años después.
Mi querido mejor amigo me convenció para darles otra oportunidad y lo intenté de corazón, no por los estúpidos sino por mi amigo, pero no pude. A partir del momento en que fuimos un solo grupo, todo cambió. Nada volvió a ser como antes. Ahora éramos un gran grupo y no solo él y yo. Los juegos y las risas que nos llevaron a ser el centro de atención del patio desaparecieron, ¿cómo iban a mantenerse? Los líderes estúpidos añadieron nuevas reglas y muchos más requisitos a la hora de jugar.
Quise rebelarme, pero no pude. Aguanté por él, porque le veía feliz rodeado de esos estúpidos. Esperé pacientemente el momento en que vería con otros ojos a esa gente que tanto daño me causaba. No llegó. Me alejé de ellos, quería que mi amigo fuese feliz pero no que ello me costara mi propia felicidad.
Me refugié de la soledad en los libros, me pasaba los recreos leyendo y las horas muertas escribiendo. Amaba los libros de una manera que nadie entendía, un amor aún vigente que marca las pautas de mi día a día. A pesar de mi evidente marginamiento, él no me abandonó. Nos sentábamos cerca en clase y hablábamos siempre que podíamos.
Crecimos y la amistad se enfrió, pero en los momentos que necesitaba su apoyo y compañía jamás me falló. Puede que ya no nos viéramos como antes y que todo fuese diferente pero seguía estando, eso me bastaba para salir adelante. No me enamoré de él, si es lo que estáis pensando, pero le quería con locura. Un amigo como no habrá otro igual en toda mi vida. No quiero. Necesito que su recuerdo permanezca intacto en mi corazón.
Hace ya tres años me dieron la fatal noticia. Todo ocurrió cuando yo estaba de viaje, por lo que no pude asistir al entierro ni prestar mi apoyo a sus familiares. Me cayó encima como un jarro de agua fría, entré en shock, no quería creer... Pasé una semana horrible en la que creía que todo era una broma macabra. Cuando fui a una misa-funeral en la capilla del colegio se me vino el mundo encima, nadie me había mentido, no era una broma... Mi mejor amigo ya no estaba.
He pasado tres años debatiéndome entre sentimientos de pena (le echo de menos, muchísimo, más de lo que os podáis imaginar), culpa (no me despedí) y mucho dolor (no es fácil perder a tu mayor apoyo en la vida). Ni siquiera sabía dónde lo enterraron hasta hace un mes. No podía preguntarlo antes. Necesitaba estar preparada para conocer la noticia, estar segura que no me vendría abajo al saber dónde localizarle. Ahora ya lo sé, pero toca reunir las fuerzas para ir a visitarle. ¿Me perdonará la tardanza? No estoy preparada para ir a verle, aún no, ¿lo entenderá?
Te quiero. Volvería a pelearme con el mundo entero si eso te devolviese a este mundo, a la vida, a mi lado. Nunca dejaré de echarte de menos, es inevitable que haya noches que me levante con la necesidad de llamarte y contarte cómo van las cosas... hasta que me despejo y la verdad me aplasta una vez más. Siempre amigos.

Aurora.

lunes, 14 de marzo de 2011

Quedada



Hacía tantísimo tiempo que nadie contaba conmigo para una Quedada real que creía haber olvidado lo que se sentía. Hacía más de un año que no iba a ninguna de estas reuniones, donde reina el buen ambiente y hacer el tonto y pasarlo bien en buena compañía es lo único que prima.
Debo reconocer que es una reunión "entre amigos" muy friki. Todos nos conocemos más o menos gracias a foros, chats y redes sociales, pero en persona somos pocos los que realmente nos hemos visto alguna vez. Todos somos fans incondicionales de un grupo de música y nos reunimos para hablar de ellos, soñar con el próximo concierto, ponernos al día de las últimas novedades... Como casi ninguno nos conocemos en el sentido estricto de la palabra es un poco arriesgado porque ¿quién nos garantiza que no es un loco haciéndose pasar por fan? Pero he aprendido a arriesgar y apostar por la buena fe de esta gente, y en más de dos años que llevo viviendo esta vida nunca me he encontrado con nadie peligroso.
Quizá mi experiencia personal no ayude mucho, porque hace tiempo que dejé de valorar el peligro real que entraña este curioso método de ampliar mi marco social. Siempre me consideré una persona anti-social hasta que Internet y los fans de este grupo me abrieron las puertas a una nueva vida. Gracias a ellos pude adaptarme a la sociedad y hacer amigos fuera de este ámbito. Les debo tanto a todos (el grupo, los fans, Internet)...
Ayer salí de Quedada. Estaba terriblemente nerviosa porque había llamado a mis amigas (también las conocí en una Quedada hace mucho tiempo) pero a última hora ninguna podía acompañarme. ¿Qué iba yo a hacer a continuación? Seguir adelante. Llevaba días planeando esa tarde y nada ni nadie me lo iba a estropear. Creía conocer a algunos fans de otros eventos así que sabía que, al menos unos pocos, no me estaban engañando.
Me alegro de haber ido y de haber conocido a más fans. A veces creo que son los únicos que realmente pueden entender lo que siento. La gente piensa que se me va la cabeza cuando hablo de mis ídolos y quizá sea así, pero me siento tan arropada entre la gente que piensa y siente como yo que ¿cómo creer que es una locura?
Me gustaría poder levantarme una mañana y explicar mucho más coherentemente mis sentimientos hacia mis ídolos, por qué lo siento así y qué es lo que ellos realmente despiertan en mi interior y cómo me hacen sentir. Son muchas cosas por las que me he ganado el título de "loca" en numerosas ocasiones porque nadie que no viva estos sentimientos con la misma intensidad que yo puede entenderme. Soy plenamente consciente de ello, por eso me encantan las Quedadas donde conozco a la gente que me comprende a velocidades de vértigo porque a todos nos pasa algo parecido cuando hablamos de este tema en concreto.
Ayer ocurrió algo totalmente inesperado. Hacía meses que sentía un terrible vacío en  mi interior, un vacío del que jamás hablé a nadie por no estropear más la imagen que el mundo tiene de mí. Ayer se llenó. Hacer el tonto por las calles, sentarnos en círculo en mitad de una concurrida plaza y cantar a voz en grito, reírnos de cualquier idiotez, fingir estar haciendo una encuesta grabando a la gente... Muchas tonterías juntas que quizá por sí solas no signifiquen nada pero que todas unidas me devolvieron un pedacito de mi interior que creía extinto.
Nadie se imagina lo mucho que necesitaba contactar con fans a través de la Red y reunirnos todos. Personalmente me faltó mucha gente, la que para mí es importante desde antes de saber de la existencia de la gente con la que quedé ayer, pero al final nada importa. He conocido a gente maravillosa una vez más, con la que ya planeo otra tarde de risas y cachondeo.
Fans verdaderos como nosotros quedamos pocos, somos una especie en peligro de extinción. Por eso debemos unirnos ahora más que nunca. Sois geniales, no veo el momento de repetir una tarde tan mágica y tan especial. Llenáis una parte de mi vida que absolutamente nadie más puede. Os llevo siempre presentes en mi corazón,

Aurora.

viernes, 11 de marzo de 2011

7 años



7 años han pasado ya y aún lo recuerdo como si fuera ayer. Han pasado 7 largos años desde que unos impresentables decidieron volar unos trenes en una ciudad española como si de un juego se tratara. Robaron muchas vidas, causaron muchos daños, provocaron la conmoción de un país entero.
 Llovía, recuerdo que ese fatídico jueves llovía. Yo era una cría y lo vi todo por casualidad. Un ruido ensordecedor y una nube negra que lo envolvía todo. Cuando el humo empezó a disiparse se pudo apreciar la forma de un tren rajado en dos, vi a los viajeros arrastrarse a las vías, repartir pañuelos entre los ensangrentados. La desesperación se palpaba en el ambiente. Fue un día HORRIBLE. Jamás podré olvidarlo.
La gente se echó a las calles deseosa de ayudar a los heridos, de socorrer a las víctimas de tan cruento atentado. Yo estaba paralizada, decidieron que debía irme a un lugar más seguro. Lo recuerdo como un zulo, una habitación atestada de niños, seguramente de mi misma edad.
Todo ocurrió muy rápido: pasaron hojas donde apuntamos los números de nuestros familiares cercanos, nos alejaron a la fuerza de las ventanas, llegó la policía, nos desalojaron. Las imágenes se agolpan en mi mente, ¿cómo expresar aquel horror que viví? A nadie se lo deseo.
Pocas horas después de abandonar el "zulo" me enteré de que había amenaza de bomba a pocos metros de donde nos habíamos refugiado, solo pensar que yo podría haber sido una víctima más me produce escalofríos. A estas alturas de mi historia todos habréis ubicado los hechos... 11-M, eso es todo.
La experiencia de una niña que vió explotar un tren... recuerdos nada agradables. Ojalá pudiera olvidar cómo dimos una clase de Matemáticas porque creyeron que así nos distraeríamos de lo que se cocía a nuestro alrededor, olvidar cómo se anuló un examen de Música que no había estudiado, olvidar el moratón que me hice cuando alguien me empotró sin querer contra el pico de una mesa y que me dolió varios días... esto son las tonterías que no salen en los noticieros: el día a día que olvidas si se trata de cualquier otro día pero que recuerdas con horror cuando sabes que todo va mal y nadie te dice qué ha pasado realmente y por qué.
11-M, una fecha que quedará marcada en la memoria de mucha gente... Por suerte ya me alejé de todo aquello. Abandoné las Matemáticas en cuanto tuve oportunidad, aprobé aquel examen de Música y el moratón se curó. Todo eso es maravilloso, pero ¿quién me borrará las visiones de aquel tren hecho trizas y los pasajeros sacando heridos y mutilados de su interior? Hay cosas que no se olvidan. He preferido contar lo que ocurrió en el "zulo" porque es mil veces menos duro que lo que se vivió en las calles ese día.
Viví todo aquello por estar en el lugar erróneo, en el momento equivocado. No debía haber estado allí. Solo quise estar un poco más de tiempo en esa ciudad, cautivada por su ritmo de vida, y como recompensa a mi devota admiración se vivió un infierno atroz. 
Ya todo eso quedó atrás, ya no tengo miedo de subirme a un tren y estar convencida que es mi último viaje. Lo he pasado realmente mal durante demasiados años, ahogándome solo de pensar que debía poner los pies en una estación de trenes. Lo superé. Todo se supera.

Aurora.

jueves, 3 de marzo de 2011

Amigos y nada más



Estoy muy cansada. No es cansancio de agotamiento o sueño, es cansancio de saber que la persona que más me importa ahora jamás se planteará nada conmigo solo porque he tenido unos meses de loco desfase. Aun delante suyo prefería irme con otros y no sé si buscaba una reacción en él o solo alejarlo más de mí, fuera lo que fuese no ha dado ninguno de esos dos resultados.
No tiene reacción alguna respecto a mí porque simplemente no le importo en absoluto, él me ve como una amiga y da gracias. Tampoco he conseguido alejarle ni alejarme, todo lo contrario, nos hemos unido más aún. Somos exactamente eso, amigos. Que palabra más fea cuando tú quieres algo más especial, ¿no?
Las muestras de cariño siguen ahí, porque él no sabe nada de mis sentimientos y yo no puedo enfadarme con él por lo que sucedió el viernes. Con ninguno de los dos, porque no saben lo que siento, si lo supieran y aun así se hubiesen liado la cosa sería diferente, pero no lo saben...
El mejor momento de la semana ha sido hoy, cuando me ha empezado a acariciar la mano... ñoñerías, lo sé, pero es que cuando alguien te gusta tanto todo se ve de forma diferente. También hemos tenido una peleílla con los bolígrafos en la que se ha pasado mazo y me ha levantado un poco de piel. En realidad es tan poquita que casi ni me he enterado de la herida hasta que he apoyado la mano en la mesa y me ha empezado a escocer. Me ha terminado dando un besito en la mano para que "sanara" antes, que tierno ¿no? Es que no son más que un cúmulo de estupideces, chorradas y ñoñerías que para él no significan nada pero para mí son un mundo.
Pero ahora tengo todo mucho más claro, sé que es así y que no está pillado por mí, ni muchísimo menos. Es una dulce amistad que me mata poco a poco pero sin la que ya no podría estar. Todo sería proponérselo, de todas formas, pero no quiero. Estoy bien siendo su amiga y he asumido que él es libre de liarse con quien le plazca, igual que yo.
De todas formas me gustaría confesarle algún día todo esto, espero que en un futuro como anécdota tipo: "¿Sabes que en 1º estaba colgadísima de ti y me fui de la discoteca esa noche porque no soporté ver como te liabas con otra?" Y reírnos los dos de lo idiota que fui. Sería gracioso, no me importa reírme de mí misma porque en esta vida hay que saber reconocer los errores y saber reírse de ellos, el mundo está falto de sentido del humor.
Lo que más deseo, aunque pretenda negarlo, es confesárselo un día de estos... pero no lo haré. Primero, porque me da vergüenza y me da miedo perder su amistad. Segundo, no quiero que piense que él para mí es solo uno más porque se equivocaría muchísimo y el daño que me haría es incalculable. A veces los deseos no son más que eso, deseos, sueños, anhelos... Éste en concreto quedará sepultado tras el paso del tiempo.

Aurora.

martes, 1 de marzo de 2011

Muso



¿Dónde estás, Muso? Mi muso es un chico que conocí hace más de dos años y en seguida vi que él no era como los demás, era mucho más especial que el resto. Digamos que poco a poco se coló en mi vida y terminé enamorándome locamente de él. Sé que es un amor imposible, por eso actúo como si él no existiera en mi vida, y trato de encontrar a la persona adecuada para mí. Creía que era mi amigo ("Semana de engaño.") pero está visto que me equivoqué, una vez más.
Muso, dejémoslo como nombre en clave, siempre ha sabido sacarme una sonrisa cuando nadie más podía, él lo puede todo. Ha estado presente cuando el mundo parecía darme la espalda y me ha dado las fuerzas y las ganas de luchar que a mí me faltaban. Nunca me ha fallado y hay días en los que tengo la sensación que él estaba ahí antes de conocernos, esperando su momento para darse a conocer. Me ha dado tanto sin esperar nada a cambio que creo que no habrá formas suficientes de agradecérselo en esta vida.
La gente que me ha ido conociendo en estos meses tiene una imagen de mí que no es la correcta; no digo que sea falsa, solo que les faltan muchos matices de mí por averiguar. Les he enseñado mi lado loco de la vida, ahora mismo no estoy con nadie y aprovecho mi soltería para ser libre. Lo que no se imaginan es lo diferente que soy cuando estoy con alguien que me importa, dejo las locuras nocturnas apartadas a un lado para centrarme en lo que en ese momento es importante: mi chico.
Digo esto porque muchas veces Muso me inspira frases realmente bonitas, "cursiladas que no me pegan nada" como dirían muchos. Y debo callar, no sé si es por salvaguardar una reputación que no creo que me haga ningún bien o si es por miedo a mostrar lo que pasa por mi corazón. Muso está presente en mi vida cada día, sin poder olvidarle, y hay momentos en que se me vienen a la cabeza frases y textos cargados de un fuerte sentimentalismo, ¿quién si no iba a inspirarme algo tan bello? Ojalá algún día Muso me dé fuerzas para mostrar al mundo lo que se oculta en mi corazón, un cúmulo de emociones y sentimientos que tengo miedo de sacar a la luz.
Me preocupa una cosa, con todo el cambio sentimental que estoy experimentando me da miedo no encontrar las palabras para describirlo, he perdido mi inspiración... ¿por qué me fallas ahora, Muso? ¿Qué te he hecho para que me niegues la oportunidad de crear textos cargados de la belleza que me transmites? Solo pensar en ti me bastaba para escribir durante horas, ¿por qué ya no?
Muso, te quiero desde antes de conocernos y te querré siempre porque solo tú me has enseñado lo bella que puede llegar a ser la vida. Vagaba errante y sin rumbo hasta que te cruzaste en mi vida, por favor no me falles ahora que tanta falta me haces. Prometo reunir un día el valor para confesarte que eres tú quien me llena de luz cuando el mundo se empeña en ahogarme en oscuridad, hasta entonces ¿prometes tú ser mi muso en el silencio? Te necesito, ahora y siempre.

Aurora.