martes, 10 de septiembre de 2013

¡Se retrasa la vuelta a las clases!


Sí, habéis leído perfectamente. Estaba yo quejándome el otro día de la pereza de volver al ruedo y ya veis, al final nada. Gracias a los que suspendieron la Selectividad en Junio yo tengo una semana más de vacaciones, ¿no es genial?

Y así me pasé ayer la tarde mirando tiendas, vagando por la ciudad para descubrir nuevas tendencias, sin estrés ni agobios. Lo único que decidí comprarme fue algo de material para las clases, que luego vienen los lloros: este boli no me pinta, esto no tiene minas, el típex está seco... y terminas cogiendo apuntes cincelando una piedra. Y eso, damas y caballeros, está demasiado visto.

Así que ya con todo preparado para volver a la Universidad voy a dedicar mis últimos días al descanso. Tal vez algo de lectura, más entradas en el blog o empezar una novela nueva, ¿quién sabe qué misterios me aguardan en esta semana regalada?

Suerte a todos los que ya estáis sentados en las aulas de vuestro centro de estudios.

Aurora.

viernes, 6 de septiembre de 2013

Septiembre


Adiós verano, hola Septiembre. Esto es lo que se oye ahora entre los estudiantes de todas las disciplinas posibles. También yo he de continuar mis estudios a partir de la semana que viene y eso no me motiva nada. No quiero volver a las clases porque voy a sentirme como una alumna nueva en un lugar antiguo y conocido. No coincido con mis amigos en casi ninguna clase y, en la mayoría, no conozco a nadie. 

Antes de empezar a divagar sobre cualquier cosa quiero disculparme porque en Junio os prometí (vía Twitter) un verano colmado de entradas que no he podido cumplir. Julio fue un ajetreo constante de reuniones familiares y preparativos de un Agosto que ha dado de qué hablar y que ha colmado mi memoria de anécdotas de todo tipo. Cierto es que en Julio no salí de mi ciudad, pero en Agosto, salvo para un cambio de maleta, podría decirse que no la pisé. Y no hace ni una semana que regresé. Por eso voy a intentar, que no prometer, escribir más a menudo.

Y ahora ya puedo hablar tranquilamente sobre el odio común que solemos tener al pobre mes de Septiembre. Cuando llegan estos días acuciamos con mayor intensidad repentinas ráfagas de estrés porque el verano se acaba, las clases o el trabajo nos reclaman y apreciamos que los días son más cortos. Se acabaron las fotos de pies en la playa, cervecitas al sol en una terraza o gente en bañador, ahora lo que toca es comprarse una agenda para planificar el año, enterrar los bañadores en el fondo de una maleta que no verá la luz hasta Mayo -por lo menos-, y pensar en ocupar el tiempo en obligaciones y no en ocio.

Es triste, demasiado. Saber que llegan días de frío y tener por delante otro duro invierno que se hará interminable son los mayores golpes que puede propiciarnos este mes. Y aun así hay que sacar la mejor sonrisa porque no todo son malas noticias. También son días de reencuentro con familiares, amigos y compañeros. Son días de conocer gente nueva y volver a ver a los que ya conoces. 

La gente cambia en verano para afrontar una nueva etapa, ¿por qué no vuelves a conocerlos? 

Aurora.