El gran golpe

Queridos lectores, ahora que he vuelto a escribir sé que no es por mucho tiempo. En verano sufrí un revés que me ha dejado unas secuelas que me llevarán a quirófano la semana que viene, si todo sale como espero. Fui a unos karts cerca de donde estaba veraneando y el caso es que, por una serie de desafortunados incidentes, yo salí volando. No es que me salieran alas y puedo garantizar que la experiencia es aterradora. 

En mi aterrizaje forzoso -tomarlo con humor es un punto clave- me debí luxar el hombro y al rodar se debió volver a colocar en su sitio (teorías médicas). Es importante saber que en este proceso un hueso interno del hombro se rompió -y sigue roto tres meses después-. De paso, y por hacer el juego completo, me fisuré varios nudillos de la mano contraria al hombro fracturado. 

Mis lesiones han pasado por varias etapas en el transcurso de estas semanas y el resultado es que la mano no está recuperada al 100% y me tengo que operar del hombro. La recuperación es de unas cuatro semanas y espero poder escribir algo más en todo este tiempo, pero si no puedo, esta vez tengo una excusa real y bastante seria.

Intentaré escribir, aunque sea con la mano tonta que se me ha quedado, con un solo dedo y a vista de pájaro. Voy a intentarlo todo, pero sin poner todavía más en riesgo mi salud. Quiero que esto salga bien para quitarme de encima esta pesadilla continua.

Deseadme suerte por si no puedo volver a escribir en mucho tiempo,

Aurora.