domingo, 22 de mayo de 2011

Fin de curso



Es lo que todo estudiante desea oír, prácticamente desde Septiembre, y ahora yo puedo gritarlo a pleno pulmón: ¡¡¡No más clases!!! ¡¡¡Vacaciones de verano!!! Tengo por delante cuatro pedazo de meses para no hacer nada o hacerlo todo, según decida al levantarme cada mañana.
 Aun así, no creáis que el vagueo constante será mi modo de vida, de eso nada. Tengo pensado entregarme al ejercicio físico para estar en buena forma cuando llegue la hora de irse a la playa y además podré empezar a leer libros a mansalva, que tengo una lista con más de 100 títulos pendientes que crece más y más cada día.
Podré dedicar tiempo a mis amigos, que los tengo muy abandonados desde hace meses, desde el momento justo en que me di cuenta de que mi carrera lo era todo para mi. Decidí aparcar el ocio en gran medida para centrarme en los estudios y ahora espero ver si mi sacrificio ha obtenido los resultados deseados.
Este curso ha sido extraño desde el principio, la novedad me desubicó los primeros meses y tardé demasiado en hacerme un hueco al que llamar amistad, pero estoy convencida de que la espera mereció la pena y me ayudó a valorar mejor a la gente. No digo que no tenga nociones equivocadas de las personas, solo que esperé a ir conociendo más a fondo a mis compañeros antes de lanzarme a la piscina.
La gente con la que me iba desconfiaba de mi y yo me empeñaba en estamparme contra el muro que creaban a mi alrededor. Agotaban mi energía. Hacían que me planteara si ese era realmente mi sueño. Por suerte, el destino cruzó en mi camino a otros compañeros más afines a mi forma de ser y poco a poco, tanteando cuidadosamente el terreno, fuimos forjando la amistad que ahora nos une.
Ha sido un año muy duro para mi, en el que me he tenido que enfrentar continuamente a los fantasmas de mi pasado y ha habido momentos en los sentía que no tenía en quien confiar. Me he sentido sola y desamparada, lo que llevó a plantearme dejar de estudiar lo único me llena plenamente. Al principio no podía contar mis problemas, no soy de las que se desahogan a la ligera, ya me cuesta abrirme a mis amigos pues ¡imaginaos a unos absolutos desconocidos!
¿Cómo contar que había perdido a casi todos mis amigos por la distancia? ¿Cómo hacer ver que la Universidad era lo único que tenía? ¿Cómo no venirme abajo cuando un familiar cercano fallecía? ¿Cómo superar los cambios sin el apoyo de mi mejor amigo, fallecido hace 3 años?
Han sido tantas cosas en tan poco tiempo... Pero no me arrepiento de las decisiones tomadas. Perdí a mis amigos, ¿y qué? Hice nuevos, mucho mejores que los anteriores, tanto dentro como fuera de las aulas. Ahora cuento con gente con la que compartir mi dolor cuando me asaltan los recuerdos de los que nos dejaron para siempre.
He conocido a tanta gente que no ceso de asombrarme cuando miro atrás y veo todo lo que ha cambiado mi vida en tan solo unos meses. Me vine abajo, luché con fiereza contra mi misma y, cuando me estabilicé internamente, pude abrir los ojos para ver más allá de la gente con la que me iba, gracias a eso abrí las puertas a más gente. Esa es la clave, no cerrarse a nadie. Decisión acertada.

Aurora.

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