sábado, 25 de junio de 2011

Oxford



Pasa el tiempo, inevitablemente... y cada segundo que corre en el reloj de la vida me alejo más de Oxford, de sus calles, de su gente, de su bullicio matinal y de todo lo que allí viví. Solo fueron unas semanas, un mágico mes, en el que residí allí. No me hace falta más, estoy enamorada de esa ciudad por todo lo que esconde.
Amaba esos ratos escasos de tiempo libre en los que me iba a descubrir recónditos lugares en City Center. Sola o en compañía, no importaba, lo que primaba era perderse en sus calles, descubrir el mercado, callejones con tiendas de antigüedades, la biblioteca (a la que guardo especial afecto puesto que fue la primera que pisé en mi vida)... Sitios típicos que toda ciudad posee, pero a los que no se suele ir como turista.
Vivir allí me hizo abrir los ojos, plantearme mi vida. Cuatro semanas perdida en el corazón de Inglaterra me hicieron cambiar. No sería quien soy si no hubiese efectuado ese viaje que me llenó de luz. Reflexioné sobre lo que tenía en España que no me gustaba, prácticamente era todo lo que entonces tenía. Volví a mi ciudad como si fuese nueva. No quise saber de la gente del ayer, era mi presente y debía mirar por mi futuro. ¿Por qué mirar atrás si no me gustaba lo que veía?
Tres años hace hoy de este viaje. Un 24 de junio del 2008 me subía a un avión que, irremediablemente, cambiaría mi vida. Transcurrieron cuatro breves semanas y un 21 de julio de ese mismo año emprendía la vuelta a casa. Jamás olvidaré esas 2 horas de vuelo tan amargas, intentando reprimir mis lágrimas en vano, sabiendo que tardaría en hacer otro viaje tan significativo en mi vida y odiando tener que abandonar aquel.
Obviamente, no todo fue bonito y mágico en Oxford. Tuve mis disputas y mis problemas, acentuados por no conocer el idioma y no saber defenderme en un lugar tan dispar a todo lo que conocía. Pero solucioné todo lo mejor que supe, como solo yo podía hacerlo. Y al final, cuando regresé a mi ciudad, tenía una extraña sensación de paz.
Os invito a hacer viajes que os marquen, como este me marcó a mi. Solos o en compañía, eso no importa, pero es una sensación que toda persona debería experimentar alguna vez.

Aurora.

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