Por primera vez voy a escribir una entrada que no sale de mi puño y letra. No es más que un microrrelato que me hizo mucha gracia y me gustaría compartir. No recuerdo su autor, pero no firmaré esta vez. No voy a autentificar una falsa autoría. Espero que os guste tanto como a mi.
Se besaron desnudos, tímidamente, contra el refrigerador. Él se lanzó a introducir, con torpeza, sus senos en el sujetador. Ella le respondió subiéndole los calcetines hasta la rodilla y abrochando el botón de sus pantalones con nerviosismo, mientras que ataba, uno por uno, todos los botones de su blusa. Después, de un tirón, subió la cremallera de su falda. Totalmente entregada al delirio, le incrustó, salvajemente, el jersey, el abrigo y una bufanda de cachemira. Él la asió por las nalgas y a mordiscos, le introdujo las botas. Al abrir el paraguas, ella alcanzó el éxtasis. Él se desplomó al meter, dedo a dedo, las manos en los guantes.
¿Qué os parece? Quiero opiniones sinceras.
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