Queridos lectores, ha pasado un montón de tiempo desde la última entrada. Al final todos los viajes que tenía previstos salieron increíblemente bien y hasta nos sobró dinero a Philip y a mí para hacer una escapadita a la capital francesa. Fue alucinante, una ciudad magnífica y llena de magia y olor a Historia en cada rincón.
Al volver, empecé el curso académico -el último, por fin- y, aunque tenía muy pocas asignaturas, el tiempo se me fue con las prácticas. Horas y horas encerrada entre las paredes de la Facultad, corriendo al tren para ir al otro centro y otras tantas horas allí. Ha sido realmente caótico, pero he terminado tan contenta y con las ideas tan claras sobre mi futuro que todo ha merecido la pena.
Todo el mundo descansa en Navidad, menos los universitarios, parece ser. Esas semanas sí que han sido un auténtico horror por la acumulación de trabajo y los exámenes a la vuelta de la esquina. Y, aun así, no he podido renunciar a un viajecito al norte para renovar las ideas y volver a casa con un concepto más claro de cómo enfocar los diversos trabajos. Y, sin que sirva de precedente, me ha salido bien la jugada, ya que he aprobado todas las asignaturas -y sigo pendiente de la nota final de las prácticas-.
Con energía renovada y la motivación cargada hasta el máximo entro en la real recta final de la carrera: una última asignatura y el TFG. Por si fuera poco, también estoy en una academia de inglés que me ayudará a certificar el nivel que me piden para el Máster y así, paso a paso, cierro esta etapa de mi vida. La carrera ha sido una fuente inagotable de datos e información muy valiosos, al menos para mí, y estoy deseando especializarme para poder ejercer.
Ánimo a todos, con tiempo y esfuerzo se logran cosas increíbles. Un abrazo muy fuerte a todos,
Aurora
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