Después de pasar un amargo fin de semana, bañado en lágrimas nacidas de lo más hondo de mi corazón y fruto de este miedo atroz que paraliza cualquier pensamiento racional, ha llegado una semana que empieza de una forma dulce y mágica que me sigue haciendo reflexionar. Hace unos días, confesé a una buena amiga (ahora lo sé) mi secreto deseo de sentar la cabeza y encontrar por fin a una personita especial que me hiciese centrarme de verdad. Ella se alegró sinceramente de mi resolución y en seguida me puso en contacto con un amigo suyo que tenía el mismo deseo que yo. El fin de semana intenté mantener algún indicio de conversación con él, todo fallido debido a que mi estado anímico no era el adecuado. Pero cuando me dejé de tonterías y volví a pensar con claridad sin estúpidas ideas obnubilando mi mente pudimos tener una charla de lo más especial. Me di cuenta que ese chico al que apenas conocía me empezaba a gustar, y no de la forma que me gustan muchos otros que no son más que caprichos del momento que en unas semanas se me olvidan, ese chico entraba pisando fuerte ya desde el principio. Quizá influye el hecho de que mi amiga supo vendérmelo increíblemente bien, dejándome con muchas ganas de conocer más de él por mi misma. Por lo visto a él le pasó algo similar conmigo. Desde que mantuvimos esta conversación siento una ilusión que creía marchita, hablar con él me hace sentir realmente bien... y no sé cómo reaccionar ante esto porque son sensaciones que hacía tanto tiempo que no sentía que es como si me hubiese olvidado de lo que viene a contiuación. Sé que ya no tengo 14 años y que esto lo debería tener bajo control, porque a lo largo de los años lo he vivido varias veces pero esta vez tengo la corazonada de que va a ser diferente. Si esto, sea lo que sea que vayamos a tener, sale bien tengo el presentimiento que será más especial que ninguna otra vez que me haya pasado. ¿Sabéis por qué? Yo ya no soy una adolescente insensata, los años me han dado experiencias que hace tiempo no tenía y las conclusiones que he sacado de ellas, inevitablemente me han hecho madurar. Ahora tengo más claro lo que me gusta y lo que no, qué podría tolerar y cuáles son las cosas por las que me niego a pasar, ahora tengo más claro lo que busco y espero de la vida y de una relación. Todo esto me hace pensar mucho antes de embarcarme en una nueva historia, pero también hay veces en la vida que es necesario dejar de pensar para dejarse llevar y tener libertad para hacer locuras, para sentir, para ilusionarse... Este es mi momento. Tengo muchas ganas de saber más cosas de él, de irle conociendo poco a poco, de ver el mundo a su lado aunque eso signifique cambiar rutinas... Llevo mucho tiempo en el que me planteo demasiado las cosas, esta vez voy a dejar de pensar para empezar a experimentar, en esta vida es necesario que los sentimientos fluyan como la corriente de los ríos. No más excederse en el pensar, por ahora no más, es tiempo de sentir y ver a dónde conduce todo esto. Es tiempo de liberar al corazón de su prisión y dar vacaciones a la mente. Seamos libres y vivamos.
Aurora.
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