Cada día el curso avanza más y más a un ritmo vertiginoso y llevarlo todo más o menos al día me cuesta un esfuerzo considerable que espero se vea recompensado. Hoy, sin ir más lejos, me he pasado toda la tarde pasando un trabajo del que apenas hemos recibido instrucción sobre cómo hacerlo.
Yo, tan fiel defensora de "los fines de semana están para descansar, no para estudiar", me veo obligada a tragarme mis propias palabras bajo la mirada inquisidora de la responsabilidad. De acuerdo que podría posponerlo para mañana o pasado, pero ¿de verdad voy a renunciar a salir todo un fin de semana pudiendo concentrarlo todo en la tarde del viernes?
Y aún así, mis amigos reclaman mi presencia la mayoría de las veces que salen, porque soy incapaz de sacar más tiempo para ellos. Me gustaría decirles que un fin de semana estaré a su entera disposición, pero ¿es ético no reservar ni un segundo a mi pareja si decido inventarme tener tiempo libre?
Lo más difícil que he hecho en mucho tiempo es compaginar los estudios, con amigos y con la pareja. Claro que, en casi todos estos años previos, al menos uno de esos factores solía fallar, de manera que era muchísimo más sencillo sacar tiempo para complacer a todos. Y me sienta peor que a nadie el salir a una de sus fiestas y tener que ser la primera en irme, cuando ni siquiera han llegado todos...
¡Qué lejos queda aquella época en la que cerraba las discotecas y eso que solo ha pasado un año!
Aurora.
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