sábado, 23 de abril de 2011

Hipócrita



Hipócrita de mierda, juro que no sé cómo puedes tener a tanta gente engañada bajo esa fachada a la que llamas amistad. Por suerte puedo afirmar que hace ya mucho tiempo que descubrí de qué pie cojeabas, y sí, te utilicé cuando me convino, de la misma forma que pretendías hacerlo tú conmigo. Hay una gran diferencia, yo sabía qué quería de ti y cómo obtenerlo pero tú no has hecho más que dar palos de ciego y me he hartado de tus tonterías, niñata.
Os preguntaréis a que viene este repentino ataque de cólera, prestad atención: Conocí a Hipócrita (no se me ocurre ningún título mejor) hará unos 5 años aproximadamente en los pasillos del colegio. Teníamos amigos en común y nos pedimos algún que otro favor académico a pesar de que ella iba a un curso inferior. Casualidades de la vida, coincidimos en la misma clase al año siguiente en un centro de estudios completamente distinto.
No se puede decir que nos hiciésemos amigas pero podíamos contar la una con la otra, tanto dentro del centro como fuera. Formamos un grupo con otras compañeras y durante ese primer año todo parecía ir bien. No me molesté en conocerlas en profundidad, del mismo modo que tampoco dejé entrever mi forma de ser. Eso fue lo que me distanció de ellas hasta que los continuos roces me obligaron a aislarme. No me importó porque estábamos a finales de curso y sabía que al año siguiente no iríamos juntas a clase.
Tras el verano comprobé que, efectivamente, ellas iban juntas a un aula mientras que a mí me tocaba empezar de cero en otra distinta. Los roces persistían en los descansos y en el recreo, así que terminé mandándolas a la mierda y empezando una larga temporada de autismo escolar. Tenía miedo de hallar a gente así entre mis compañeros así que apenas mantenía relación con ellos, nos pedíamos apuntes o nos encubríamos ante los profesores pero solo lo estrictamente necesario. Era completamente independiente. Empezaba a formar un grupo de amigos que nada tenía que ver con el centro donde estudiaba que me ayudó mucho a salir adelante.
Al año siguiente, muy a mi pesar, volvimos a coincidir todas y cada una de nosotras en la misma clase. Parecía que habían olvidado los años anteriores y me dejé envolver en su juego, manteniendo una distancia prudencial. Pronto me di cuenta de qué iba cada una y no me importó. Fue ahí cuando me percaté de la condición de Hipócrita de esta niñata, es en ese momento cuando decidí utilizar su juego a mi favor. Ella solo me dirigía la palabra por interés, porque sabía que de mis apuntes dependía su aprobado. Ahí empecé a jugar yo también, Hipócrita tendría mis apuntes a cambio de información.
Solo hubo un momento en el que dudé de si realmente era tan falsa como creía, dudé porque estuvo a mi lado cuando nadie más me quería cerca (la lié muchísimo, como siempre, lo que produjo el rechazo entre mis compañeros... nada nuevo). Pero su condición se impuso, y pocos días después regresó la Hipócrita que yo conocía. Por suerte, esa "amistad" (tanto con ella como con el resto del grupo) terminó el día que nos dispersamos en pos de nuestros sueños. ¿El mío? La Universidad.
Después de resumiros mi historia estaréis más confusos todavía, ¿no? Veréis, esta absurda niñata y yo vivimos relativamente cerca, por lo que a veces me la encuentro por las calles, momento en el que toca hacer mi mejor actuación: falsa sonrisa y falso afecto me desbordan en su presencia. Anoche me llamó por teléfono. Pensé que querría algo, como siempre que me llamaba entonces, pero al ser cerca de las 2 de la madrugada no se lo cogí. Sus llamadas se sucedían, insistentemente, así que apagué el móvil. Por la mañana le he dejado el siguiente comentario en Tuenti: "Ey (su nombre), ¿para qué me llamaste anoche? :S" Bastante inocente, ¿no creéis? Imaginaos cuál ha sido mi sorpresa al conectarme hace poco y descubrir que en vez de contestarme ¡¡¡lo había borrado!!!
Hipócrita de mierda, no me vuelvas a pedir nada porque no pienso seguir disimulando el asco que te tengo. Solo la he pedido una cosa importante en todos estos años y no solo no ha sido capaz de hacerme el favor, sino que encima reniega de todo propósito de acercamiento por mi parte. Perfecto. Que te den.

Aurora.