domingo, 30 de enero de 2011

Correr



Hoy, por fin, después de tanto tiempo me he vuelto a sentir libre. Hoy he sido la dueña de mi destino por un momento. Me he levantado con mal cuerpo, después de haber pasado la mayor parte de la noche rodeada de la oscuridad que encubría mi llanto y mi almohada ahogando mi dolor.
Necesitaba tiempo para mí, estar sola, sentir que el mundo gira a un ritmo aunque yo puedo controlar la parte que me corresponde. Necesitaba descargar mi rabia y el exceso de energía que estos días tan tensos me han generado. Sólo se me ha ocurrido seguir el ejemplo de mis ídolos, que cuando necesitan tiempo para sí mismos salen a correr. No he tenido una idea mejor en muchísimo tiempo. Hace años que abandoné la idea de practicar cualquier tipo de deporte así que mi forma física deja mucho que desear, sabía que me iba a costar, sobre todo los primeros pasos.
Pero ahí estaba yo, en un bonito paseo de un parque importante, vestida con mi chándal de hace años y mi forro polar para combatir este criminal frío. Miro a mi alrededor y veo una continua sucesión de corredores, yo iba a ser uno más en breves segundos. Pongo mi mp3 en marcha, suena "Te extraño" de Luis Miguel. Me río porque de verdad que he pasado los últimos meses soñando con volver a correr, como hace años, sólo por el placer de hacerlo. Sí, echaba de menos salir a hacer jogging y ni siquiera me había planteado volver a él hasta ayer.
Caliento un poco los tobillos porque no es mi intención lesionarme en la primera salida y respiro hondo, dejando que el frío traspase mis pulmones oxidados. Inicio un lento correr, que más vale ir despacio pero pisando sobre seguro. Creía que en los primeros metros caería exhausta por la falta de costumbre pero me he sorprendido a mí misma avanzando más y más. La música, mi acompañante.
En ese momento yo era la dueña de mi universo, yo marcaba las reglas, yo ponía el ritmo... era libre. Y no hay nada más mágico que sentir tu corazón bombear la sangre al ritmo de tu respiración, siguiendo tus pasos. Corazón, pulmones y pies unidos en una hermosa sinfonía que sólo yo puedo escuchar. No hay palabras para describir lo bien que he llegado a sentirme. Corría y el aire rozaba mi piel, sentía mi cuerpo cansarse por el inusual esfuerzo al que le sometía pero por otro lado me pedía más.
La verdad es que no sé si corriendo se descarga adrenalina pero es una sensación similar. El frío debería haber frenado mi carrera pero sabía que eso sería el fin de mi libertad y tenía que forzar la máquina al máximo, hasta no poder más, hasta reventar de agotamiento físico. Ese momento no tardaría en llegar.
Rendida he terminado desplomada en un banco mirando el cielo nublado, ojalá hubiese llovido justo en ese instante, hubiese sido alucinantemente gratificante. Odio la lluvia pero hay momentos en los que necesito que, literalmente, me llueva encima. ¿Por qué? No lo sé, es una sensación que me pide el cuerpo.
Cuando mi corazón ha dejado de latir con esa fuerza descomunal que parecía querer romper mi caja torácica y mi respiración ha regresado a un ritmo normal he emprendido el camino a casa. En silencio. Con los Back Street Boys cantando "Tell me why" en mi reproductor. Me he sentido increíblemente liberada de todas mis cargas emocionales, porque en ese momento sólo importaba yo, nadie más.
Podéis tener claro que volveré a correr muy pronto. Ojalá tenga las fuerzas suficientes para convertirlo en una rutina o, al menos, en un ritual de cuando ya no sé qué hacer con mi vida y necesite sentirme la dueña del Universo, de MI Universo.

Aurora.

sábado, 29 de enero de 2011

Amistad



Desde mi ventana veo la lluvia caer al mismo son que mis lágrimas, que ruedan por mis mejillas dejando su huella perlada. "¿Qué te pasa?" Sí, eso es lo que el mundo suele preguntar. "Nada, gilipolleces mías." Eso es lo que suelo responder, pintando una triste sonrisa en mi rostro, triste pero sonrisa al fin y al cabo, ¿n0?
¿Por qué la gente no se contenta con eso? ¿Por qué pide más y más información? ¿Es que no se da cuenta que quiero callar, guardar mi silencio, proteger mis secretos? Pues es momento de que hable, y que lo haga de la única forma que sé. Sólo por escrito puedo expresar lo que siento en lo más hondo de mi alma, sólo así podré liberar a mi alma de esta estúpida carga.
Mi gran problema por el que llevo días mal, conteniendo mi dolor, y evitando derramar mis lágimas en público es la amistad. Ya no puedo más. Tengo la necesidad de gritarle al mundo lo que se cuece en mi corazón, y aquí reflejaré ese grito. Es la amistad en general, no hablo de nadie en concreto, esto quiero dejarlo bien claro desde el principio.
Durante toda mi vida he conocido a gente que se unió en la guardería y que ahora están en la Universidad y son más amigas que nunca. Gente que se conoció en el patio del colegio y aún hoy su amistad está muy viva, quizá más de lo que haya estado nunca antes. Envidio a toda esa gente que desde las primeras semanas en que se conocen se forja entre ellas unos lazos increíblemente fuertes.
A mí jamás me ha pasado algo parecido y ya dudo que me pueda llegar a pasar. A mí lo único que me han dado ha sido palos por ser diferente, como no soy como el resto de la gente ya no se fían de mí y no me dan esa oportunidad que todo el mundo merece. Y sí, lloro, porque veo amistades verdaderas, sinceras, donde la gente puede contar con la otra persona pase lo que pase.
¿Por qué en mi vida sólo hay verdades a medias, secretos y mentiras? ¡¡¡Joder que no he matado a nadie!!! Creo que no he hecho mal alguno para que el mundo me trate como me trata pero sólo me queda salir adelante, y creo que he aprendido a hacerlo bastante bien con el paso de los años. Así que ahora estoy en uno de esos momentos en los que veo nacer amistades inquebrantables a mi alrededor mientras sigo lanzando mis lazos esperando que no sean rechazados, esta vez no. Y parece ser que mis súplicas han sido escuchadas y que por fin hay alguien que sinceramente me tiende la mano, ofreciéndome la tan anhelada oportunidad.
Entonces, ¿por qué lloro? Porque me muero de miedo al pensar que todo puede volver a salirme mal, y entonces sabré que mi destino es la soledad y que la vida en sociedad es un lujo que no me puedo permitir.

Aurora.

miércoles, 26 de enero de 2011

Explicación a mi estado en Tuenti



Me esfuerzo en tratar de comprender a la mayoría de la gente pero creo que ha llegado la hora de que desista en esta tarea. He de asumir que a veces soy como un ente alienígena entre los individuos de mi misma especie. No sé por qué es, pero desde siempre mi forma de pensar y de razonar las cosas es completamente distinta a la que tiene el resto del mundo. Parece ser que por el simple hecho de no llevarse del todo bien con un compañero y que ninguno de ambos bandos disimule su aversión hacia el otro ya es motivo de que todo lo que se haga o se diga en esta vida tenga que ver con eso. ¿Por qué? En mi mundo las cosas no funcionan así. Mi vida no gira en torno a alguien a quien no presto la menor atención, ni siquiera lo hace en torno a mis propias amistades... ¿en qué cabeza cabe que lo que hice haya sido por esa persona? ¡NO! Confieso que tuvimos una conversación y a partir de ahí surgió todo este lío. No escribí lo que escribí por él en sentido estricto, ¡ya quisiera! Lo hice porque me pareció que tenía razón en lo que me decía y apliqué sus motivos a mi propia vida. ¿Quién es capaz de pensar que lo hice en venganza hacia él? ¡Por Dios! Sólo una mentalidad inmadura haría tal cosa, y no es mi caso. ¿Qué debo pensar de la gente que cree que así es? Sí, señores, aquí los rumores vuelan como si de Radio-Patio se tratara. Desde aquí quiero lanzar un mensaje, que sé que no llegará a su destino pero quiero dejar constancia de haberlo dejado en un lugar público para que pueda ser encontrado, que todos aquellos que piensen que escribí:  "acabo de hacer una limpia de 23 personas en tuenti, ni os imagináis lo bien que me acabo de quedar :)" por el mero hecho de que este compañero del que estoy hablando me borrara a mí de dicha red social ¡¡¡se equivoca!!! Hablé con él de sus motivos porque me sorprendió, en ningún caso me molestó ya que nunca mantuvimos una amistad y cada uno es libre de elegir a quién agregar y a quién no, y me los argumentó de tal forma que me hizo reflexionar. Decidí aplicarlos ya que consideré que tenía razón y yo misma borré a ciertas personas que prefería no tener agregadas. Mi comentario nunca fue un mensaje de reproche ni nada por el estilo, sólo quise hacer ver que había tomado su ejemplo y aprendido de los errores ajenos. El hecho de que nuestra relación sea algo discrepante y que la conversación se mantuviera públicamente entre más compañeros, creo yo, ha sido el motivo de que esté tanta gente revolucionada. Queda claro que, sólo quien se ha molestado en intentar conocerme, ha sabido adivinar los motivos de mi Estado. Espero haber aclarado el por qué lo escribí. Sólo una cosa más, la próxima vez, antes de movilizar las tropas, podríais preguntarme, ¿no?

Aurora

lunes, 24 de enero de 2011

Noche



Después de bastantes días sin salir con mi gente, decidimos hacerlo el pasado sábado. Salir de fiesta una de las noches más frías del año. Común error en nosotros. Todo iba perfecto, preparé la ropa, pensé cómo me maquillaría y qué perfume usaría. Todo controlado, ¿todo? No. Faltaba una cosa, bastante importante diría yo. Me había comprometido a llevar yo la botella de alcohol y los vasos.
El Ron Legendario Añejo esperaba imponente en la pequeña bodega personal de mi habitación a que alguien se decidiera a catarlo, saborearlo, degustarlo. Esa espera había llegado a su fin. Mientras me duchaba pensé en el ron, y lo mucho que nos íbamos a emborrachar si de verdad terminábamos la botella entre dos personas, como estaba previsto. Y de repente ¡ZAS! Recordé como si de un flash back se tratara que había agotado los vasos en la última quedada.
Empecé a dar gritos desde el baño, esperando que algún familiar se alarmara y viniese en mi socorro. Quizá suene un poco cruel pero si no creen que te estás muriendo en mi casa nos hacemos poco caso los unos a los otros. Al final vino mi padre y le pedí que, por favor, bajara al chino a comprar vasos de tubo de los de 15cents. Me miró estupefacto, creyendo seguramente que el agua se me habría colado en el cerebro y que estaría ahogando mis neuronas, pero reaccionó y me aseguró que iría.
Apoyada en la puerta del baño pensando en mi suerte le oí pegar saltos camino a su habitación y canturreando: "¡¡¡Soy joven, soy joven, compro cosas de botellón!!!" No pude evitar soltar una gran risotada. Pocos minutos después, mientras me vestía, me comunicó que ya tenía los vasos. Suspiré aliviada. Terminé de arreglarme y salí camino a la plaza donde esperaría a mi gente.
Llegué y allí no había nadie, todo estaba desierto y un silencio sepulcral lo cubría todo. Me estremecí, más de frío que de miedo. Encaminé mis pasos a la fuente y me senté en un banco allí cercano. Había olvidado la zona exacta donde había de esperarles. Miré al cielo y me asombré al ver las estrellas brillar. Siempre me sorprende y puedo pasarme noches enteras admirando el cielo nocturno porque para mí no hay nada más bello.
Me dejé llevar por mis pensamientos mientras la fría brisa me congelaba lo poco de piel que tenía visible bajo tantas capas de abrigo y escuchando el susurro del viento mientras observaba cómo movía las hojas de los árboles que me rodeaban. El continuo fluir del agua de la fuente que allí había ayudó a que me transportara a otro lugar muy lejano. Mi cuerpo estaba allí, mi mente no.
Mirando al cielo me sentí tan pequeña y tan insignificante que se me sobrecogió el alma. En ese momento me di cuenta de lo mucho que había necesitado una noche a solas conmigo misma y las estrellas y supe a qué lejano lugar y tiempo me había transportado. Estaba en lo único bueno que recuerdo de mi infancia, había ido a mi pueblo y estaba con mis abuelos. Ellos me contaban historias mientras mirábamos al cielo, sí, ellos me enseñaron lo grandioso y hermoso que puede llegar a ser mirar la luna llena rodeada de estrellas mientras un frío aire te hace estremecer.
Lloré en ese momento al recordar y lloro ahora al escribirlo. Un grito me sacó de mi ensimismamiento. Era mi gente que había ido en mi busca. Lo que ocurrió a partir de ahí puede resumirse en que, al menos yo, me pillé el pedo que esperaba y que dimos vueltas por la ciudad admirando la quietud de sus calles. Una noche más...

Aurora.

domingo, 23 de enero de 2011

Leer


Grandes pasiones son los verdaderos motores del Universo. Cada individuo rige su vida por lo que siente, dejándose llevar por lo que realmente desea. Para algunos será la Religión, otros la Ciencia, otros el Arte... y así indefinidamente. ¿Mi gran pasión? Las Letras. Porque disfruto tanto leyendo como escribiendo, quizá porque es lo único que ha estado siempre conmigo y que permanecerá ahí hasta el fin de mis días.
Las amistades, los amores, la familia... nada es tan estático como poseer un libro. La gente que hoy está a tu lado, ¿quién te garantiza que mañana siga ahí? Los seres vivos estamos condenados desde antes de nacer a encaminar nuestros pasos hasta una inevitable muerte, a unos les sobreviene antes y a otros después pero a todos nos llega en algún momento. Por eso nada es tan duradero como lo es un libro, que no sólo te hace pasar un buen rato sino que además es capaz de hacerte reír, llorar, que se te encoja el alma o transportarte a otras épocas o a otros mundos ya sean imaginarios o no.
En un libro puedes hallar de todo y siempre podrás releerlo para volver a viajar, volver a soñar y volver a ver esas cosas increíbles que jamás verás en tu propia realidad. Los libros son los que siempre han estado y siempre estarán presentes en nuestras vidas, nos guste o no. Que un libro no es sólo una novela o un best-seller, también para estudiar son precisos los libros. ¿O es que la Historia o la Geografía son transmitidas por tradición oral? ¡De ninguna manera!
En nuestra sociedad hablar de tradición oral es remontarse a tiempos muy muy remotos, aunque realmente no haya pasado tanto tiempo. Sí es cierto que nuestros familiares nos contaban historias antes de ir a dormir cuando éramos niños pero, ¿no pedíamos todos nosotros que nos LEYESEN un cuento? Son pequeños detalles que nos hacen darnos cuenta de lo que es natural en el ser humano.
 Un niño pequeño no le pide a su padre que le narre cómo le fue hoy en el trabajo, le pide que le lea un cuento. Por eso me da tantísima rabia la gente, que cada vez más frecuentemente, presume y se enorgullece de no leer. ¡Mentira! Todos leemos aunque no queramos.
 ¿No estudias en el colegio libros y más libros de texto sobre Historia, Geografía, Literatura, Química, Matemáticas y todo el resto de asignaturas existentes? Mientras estudias estás leyendo. ¿No utilizas redes sociales? Ahí lees y escribes incansablemente. ¿No vas nunca en algún medio de transporte hacia algún lugar donde nunca antes has estado? ¿Qué crees que haces al seguir todos los carteles y las indicaciones de los mapas? Sí, queridos, leer lo hacemos cada día de nuestras vidas desde que nos enseñan el alfabeto. Porque, atrévete a negarme que no lees el periódico camino a tu puesto de trabajo, aunque sólo sean los titulares del ejemplar que está leyendo el vecino. Leer, leer, leer, leer, es involuntario. Nadie es capaz de abrir una lata de refresco sin leer la marca, para llevar la lectura al extremo más común, por ejemplo.
Os reto a que realmente no leáis NADA en, pongamos, ¿una semana? Breve lapso de tiempo, ¿verdad? No quiero que leáis ni el sms que os acaba de llegar o el nombre de quien te llama por teléfono, ni los rótulos de las tiendas que adornan las calles, no leas la marca del bote de champú o los billetes con los que estás pagando. No leas los créditos o los subtítulos de la película que pretendías ver y nada de leer aquello que anuncian por televisión.
Gente que se jacta de odiar leer y de no hacerlo nunca, ¡dejad de mentir! Leer no es sólo tirarte en el sofá con un libro entre las manos, eso es sólo la acepción más conocida y más utilizada.
Si me decís que lo habéis conseguido sabré que mentís como bellacos.

Aurora.

sábado, 22 de enero de 2011

Echar de menos



¿Qué sabrás tú, vil ignorante, de a quién echo o dejo de echar de menos en mi vida? Porque tú no eres NADIE para mí ni yo lo soy para ti como para venir a juzgar lo que yo siento y por quién lo siento. No dudemos que es posible que en otro tiempo me importaras, pero eso ya pasó, terminó, es cosa del pasado y nada más. Dejemos cada cosa en su lugar. Por eso me jode que leas mis comentarios y me vengas con pullitas sobre que no crees que pueda echar de menos a ciertas personas, ¿alguna razón en especial?
Que las condiciones sean tan distintas a como eran antes no implica que no pueda seguir extrañando a gente que significó más en mi vida de lo que jamás te podrás hacer a la idea. ¿Qué le vamos a hacer? Tu mente cerrada y cuadriculada no te deja ver más allá de tu propio egocentrismo. Todos sabemos que para ti lo único realmente verdadero es lo que tú misma sientes, el resto del mundo te da lo mismo, crees que no necesitas la empatía teniendo como mejor aliada tu vomitiva prepotencia. Sigue así y saborearás la soledad más amarga de todas, aunque pensándolo bien tu querida amiga Prepotencia y tu querido amigo Egocentrismo te harán compañía. Disfrútala.
Así quizá te des cuenta que a veces la gente echa de menos a gente que en ningún caso se lo merece, pero la vida es así de cruel. ¿A dónde lleva todo esto? A decirte que eres lo peor y que me das asco. Y lo más triste de todo es que hay días en los que me vence una melancolía agonizante de esas que se te clavan en el pecho y sólo puedes estremecerte en cada punzada directa al corazón. ¿Sabes por qué es? ¡Tú que vas a saber, vil ignorante! Es porque lo más triste de todo es que hay momentos en los que te echo de menos, sí, a ti.
Que esta gran repulsión que siento hacia tu persona no impide que no recuerde todos esos momentos increíbles, inolvidables, mágicos, locos... porque aunque me cueste admitirlo, nuestra amistad fue muy intensa y en muy poco tiempo vivimos un millón de cosas.
Más que a ti, lo que echo de menos son esos momentos. Porque tú eres un caso perdido, la bala errante que se perdió en el tiroteo. Cambiaste, lo respeto, yo también cambié. Tú te convertiste en esa clase de mujeres dignas de ser repudiadas mientras que yo simplemente me adapté a las oportunidades que mi nueva vida me ofrecía.
Tú a lo tuyo y yo a lo mío. Caminos que en un momento se unieron para luego separarse de nuevo. A veces te echo de menos, ¿y qué? Será por poco tiempo porque voy conociendo a gente que de verdad merece la oportunidad de dejarles pasar a mi vida. Puede que por desgracia tú aún tengas la capacidad de asomarte al umbral de esa puerta para ti ya infranqueable. Tienes medio cuerpo fuera ya. Antes de lo que te puedas imaginar te daré esa patada que te eche para siempre, sin vuelta atrás. Y sólo entonces un "te echo de menos" se convertirá en un "te echo de menos". Y todos felices. Tú sin motivos de burla y yo sin la carga que me supone no darte esa patada.
Si por algún casual la vil ignorante a la que va dedicado esto lo lee y sabe que va por ella ME ALEGRARÉ. Porque de una forma u otra delatarás que sabes lo que pienso de ti. Atrévete a responderme, vil ignorante.

Aurora.


viernes, 21 de enero de 2011

Estar



¿Verbo simple no? Y a pesar de ello entraña todo un mundo y entresijo de significados múltiples y variados. Pero, a pesar de que podría hacer una tesis sobre este verbo si me lo planteara, sólo me interesa una acepción: estar al lado de alguien que te necesita.
¡Oh, qué fácil es decir que estarás ahí siempre y qué difícil llevarlo a cabo! Por eso si dices a alguien que podrá contar contigo siempre dilo de corazón, que sólo una causa mayor impida que cumplas tu palabra. Es posible que de la amistad se pase a la enemistad, de acuerdo, en ese tipo de situaciones creo que todas las promesas que pudieron hacerse quedan rotas, inservibles, inútiles. Pero de no ser así, ¿por qué negar la ayuda a alguien a quien llamaste 'amigo'?
 Las amistades varían con el tiempo y es lógico pensar que personas distintas que en su día se unieron por una causa común se terminen separando con el tiempo. ¿Es eso terminar una amistad? ¡NO! Sólo es derivarla al grado de conocidos. ¿Tan poco te importó esa persona que a pesar del tiempo que haya pasado puedas negarle tu ayuda cuando ves que la pide a gritos? ¿Tan egoísta eres que no puedes ver más allá de ti mismo?
Y qué decir si hablamos en términos de una amistad aún vigente... ¿cómo llamar 'amigo' a quien nunca está cuando le necesitas? Todo el mundo necesita contar con gente que sepa ver a través de tus ojos lo que ocurre en tu interior, que te muestre su apoyo con un abrazo dado en el momento justo sin pronunciar palabra.
 Sí, quizá yo no sea la persona más adecuada para decir esto porque soy consciente de haber fallado a gente... errores los cometemos todos. Pero en mi mano está cambiar y en la de los demás permitir una nueva oportunidad. Hace un año yo pasaba de la gente de manera alarmante, con excepciones obviamente, ni estaba ni estaban, una reciprocidad dañina que en su día no supe ver y no pude prevenir. Bien, el daño estaba hecho. ¿Quién me daría una palabra de consuelo cuando mi mundo se hacía añicos? NADIE. El mundo por un lado, yo por otro,he ahí la más cruda realidad que vivía por aquel entonces.
Por eso ahora me debo esforzar más que la mayoría para que mi vida social se estabilice ya de una vez por todas y lo único que pido es paciencia y perdón. ¿Perdón? Sí. Porque por esta estúpida falta de costumbre puede que alguien salga herido sin ser en ningún caso mi intención. Y no sé hacia dónde deriva esta entrada, supongo que no es más que un mero intento de proyectar lo que siento.
 Pero volviendo al tema, yo ahora estoy, ¿habrá alguien que esté? No sé. Lo que tengo claro es que la próxima reciprocidad que haya en mi vida será constructiva, y en ningún caso destructiva. Demasiada devastación emocional he vivido ya como para seguir por ese sendero.

Yo estoy, ¿estás tú?

Aurora.

jueves, 20 de enero de 2011

Ángeles

Sois los ángeles que ilumináis mi camino,
sois los ángeles que alumbráis mi destino,
por todas vuestras canciones
y numerosas apariciones,
por ese arte en el escenario
y vuestro admirable fondo de armario,
por todo lo que hacéis
y aquello que representáis
es un honor ser vuestra seguidora,
atentamente, una fiel admiradora.




Este poemilla tiene historia propia. Como cualquier noche en la que no se tienen planes para estar de fiesta, estaba yo dormida y soñando con los chicos a los que va dirigido (si con la foto no sabes quienes son, no importa, quizá es mejor así) cuando como sobresaltada me incorporo de la cama. Miro el reloj. Las 04:00 am. Movida como por una inercia superior a mí, casi como si no fuese yo quien moviese mi propio cuerpo. Salté de la cama, encendí la luz de mi habitación y prácticamente cegada por el resplandor busqué papel y bolígrafo y los versos me salieron solos. Manaban de mi interior como el agua lo hace de la roca... Nunca antes había sentido algo así, tan poderoso, y jamás lo volví a sentir. Tras esto, me volví a acostar. A la mañana siguiente tenía la extraña sensación de haberlo soñado todo, pero me equivocaba... ahí estaban estos versos que podían atestiguar que lo ocurrido la noche anterior había sido real.

Primera entrada


Sí, mi primera entrada es en San Canuto. Lo primero que tengo que decir es que si estoy escribiendo esto es por petición de varias personas y aún no sé ni de lo que quiero escribir. Lo más probable es que utilice este blog como medio de descargar mis sentimientos, para poder decir todo aquello que en realidad no pienso pero que en un momento de furia puedo soltar sólo para causar daño. Creo que si lo expreso aquí, anónimamente, será menos dañino para absolutamente todo el mundo. Aunque hay algo que de verdad me apasiona, algo que llevo haciendo tooooda mi vida y que nunca dejaré de hacerlo porque me llena plenamente: leer y escribir. Desde muy pequeña he escrito novela, poesía y teatro. Aprendí a leer en apenas 3 meses escasos, en un verano. ¿Extraño? ¡En absoluto! Estudié Infantil en un colegio en el que aprendías a leer en EP pero mis padres decidieron cambiarme a otro en el que ya sabían leer a mi misma edad y para evitar que yo llevara un retraso considerable, mi madre me enseñó. Qué inmensa alegría fue la que se llevó toda mi familia cuando la profesora me felicitó públicamente ¡por ser la que mejor leía de todos! Aprendí más tarde y mucho más deprisa que cualquiera de mis compañeros y aún así les superaba en nivel. ¿Despertaría envidias y celos en ese momento por ser la "nueva" la que se llevaba los elogios del profesorado? Quizá... Es uno de los grandes misterios de mi vida, aunque, desde luego, explicaría muchísimas cosas que desde luego no voy a explicar. Al menos no hoy.
Gracias por leerme.
Aurora.