lunes, 30 de mayo de 2011

Ídola



He dado un repaso a mis entradas y me doy cuenta que la mayoría reflejan mi dolor sobre algo. También hay momentos alegres que me llenan de ilusión y que iluminan mi rostro con el poder de una sonrisa, aunque no suelo hablar de ello. ¿Masoquismo? Qué va, es más facil relatar lo doloroso que lo alegre pero hoy trataré de contaros una historia bonita que espera su desenlace.
No sé desde cuándo me siento identificada con una chica que conocí a través de una red social. Me llegaban eventos de vídeos que colgaba en Youtube y títulos de novelas cortas que publicaba en la red. Creo que la naturalidad con que hacía todo fue lo que me motivó a agregarla, la envidiaba.
Me llegaban los eventos de primera mano y me echaba unas cuantas risas con sus locuras, pero no lo hacía sola, tenía a su hermana al lado. Loquísimas, pero terriblemente divertidas. Dejaba comentarios en los eventos para hacerla saber mis opiniones sobre lo que veía, y así mi nombre empezaría a sonarla.
Inevitablemente me puse a investigar sobre ella con medios extra-limitados. Solo podía obtener información de su perfil, a través de los comentarios que dejaba la gente y sobre lo que colgaba en twitter. Parezco un poco maníaca lo sé, pero desde el primer momento supe que podríamos llevarnos bien por tener varias cosas en común, ¿qué había de malo en intentarlo?
Ella iba colgando novelas y yo las iba leyendo, dejando un comentario al final de cada capítulo. Llegó un momento en el que me dijo que le gustaban mis comentarios y me alegré muchísimo. Coincidió que ella me empezó a seguir en twitter, no sé qué valor vería en mis tweets pero es un hecho que ella me sigue, así que yo feliz por dos motivos: 1) me sigue mi ídola y 2) me aseguro un seguidor más, que aunque no me importa cuántos me sigan siempre es agradable ver que a la gente que admiras le agrada lo que cuelgas.
Hace poco colgó que volvía a su ciudad después de un viaje de estudios. Somos de la misma ciudad así que imaginaos mis elucubraciones mentales, tenía que hacerla saber las ganas que tengo de conocerla. No quiero que piense que soy una loca obsesiva o cualquier tontería de esas que te venden para que no quedes con gente de Internet así que me decanté por un sencillo tweet que decía que me encantaría conocerla.
A ella no pareció disgustarle la idea, dijo que le encantaría conocer a una de sus lectoras. No puedo describiros la alegría que me llenó en ese instante, cómo corría por mis venas con una fuerza electrizante, increíble. No estoy acostumbrada a que la gente que admiro (ya sabéis que la considero mi ídola) sea tan cercana.
Voy a esperar que se instale en su casa y pase tiempo con familiares y amigos, que seguro hacía ya bastante tiempo que no les veía. No quiero parecer una obsesiva, no lo soy, aunque me embriaga la emoción de conocerla por fin. Ya le comenté que me dejara un privado cuando tuviese tiempo de quedar, espero que no se haya olvidado...
¿Saldrá esto como espero o será un fracaso? Tachán, tachán.

Aurora.

jueves, 26 de mayo de 2011

Abuela



Para qué seguir negando una evidencia que, a día de hoy, me entristece como si fuera reciente, como si todo hubiese pasado ayer. Un 26 de mayo de hace ya 5 años falleció mi abuela. A día de hoy sigo sufriendo y llorando por su pérdida, consumiéndome en un dolor que parece no tener fin.
Estos días he estado sensible, susceptible e irritable porque no estoy bien. Es en estos días cuando más noto su falta, cuando más me entristezco. No puedo olvidar cómo mi cuerpo supo que ella ya no estaba antes de que nadie me diera la noticia.
Era viernes. Soleado. Yo sabía que ella estaba enferma en el hospital, muy grave, pero tenía la esperanza de que se recuperara, que saliera adelante. No cabía en mi la idea de perderla también a ella, no tan pronto... tan solo 8 meses antes había fallecido mi abuelo. No estaba preparada para asumir su pérdida. En menos de un año perdía dos pilares básicos en mi vida. ¿Qué haría yo sin dos de las personas que más me habían ayudado desde el día en que nací? No quería ni pensarlo.
Me levanté mareada y confusa, pero me arreglé para asistir a clase. A eso de las 10 de la mañana estaba llamando a mi madre para que me recogiera porque estaba curvada del dolor de estómago. Me encontraba realmente mal. Fui a casa y me tumbé en el sofá suplicando que mi dolor acabara pronto. Llamaron al fijo y mi madre lo atendió, su serio semblante me alertó. Algo malo había ocurrido. Me miró con lágrimas en los ojos y enseguida supe por qué.
Fuimos a urgencias y me atendieron rápidamente debido a mis lágrimas, que caían furiosamente de mis ojos. No lloraba por el dolor, lloraba porque jamás volvería a ver a mi abuela, pero ni mi madre ni yo fuimos capaces de mencionárselo a los médicos. Dijeron que no tenía nada, que sería nervioso. ¿Nervioso? Premonitorio más bien, ya me pasó algo parecido al fallecer mi abuelo. No sé cómo, pero de alguna manera siento cuándo alguien muy cercano a mi está grave o ha fallecido.
Quise ir al tanatorio, darle mi último adiós, pero no me dejaron. Me quedé triste y frustrada en casa, llorando desconsoladamente y maldiciendo por todos los errores que cometí estando ella en vida. ¿Me habría perdonado? Seguro, era una mujer severa pero con el corazón más grande del mundo. Era la mejor. ES la mejor, lo será siempre.
No la he olvidado, ¿cómo hacerlo? Fuerte, luchadora y severa, capaz de imponerse ante todo y ante todos. Dura, pero tierna a la vez. Se desvivía por sus nietos, nos adoraba, siempre encantada de tenernos tan cerca de ella... prácticamente fue ella la que me crió junto con mis otros abuelos. Perder un abuelo nunca es fácil, menos aún si consideras el hecho de que siempre estuvo a mi lado y que estábamos muy unidas.
Espero que sigas estando tan orgullosa de mi como cuando aún vivías, te quiero abuela.

Aurora.

domingo, 22 de mayo de 2011

Fin de curso



Es lo que todo estudiante desea oír, prácticamente desde Septiembre, y ahora yo puedo gritarlo a pleno pulmón: ¡¡¡No más clases!!! ¡¡¡Vacaciones de verano!!! Tengo por delante cuatro pedazo de meses para no hacer nada o hacerlo todo, según decida al levantarme cada mañana.
 Aun así, no creáis que el vagueo constante será mi modo de vida, de eso nada. Tengo pensado entregarme al ejercicio físico para estar en buena forma cuando llegue la hora de irse a la playa y además podré empezar a leer libros a mansalva, que tengo una lista con más de 100 títulos pendientes que crece más y más cada día.
Podré dedicar tiempo a mis amigos, que los tengo muy abandonados desde hace meses, desde el momento justo en que me di cuenta de que mi carrera lo era todo para mi. Decidí aparcar el ocio en gran medida para centrarme en los estudios y ahora espero ver si mi sacrificio ha obtenido los resultados deseados.
Este curso ha sido extraño desde el principio, la novedad me desubicó los primeros meses y tardé demasiado en hacerme un hueco al que llamar amistad, pero estoy convencida de que la espera mereció la pena y me ayudó a valorar mejor a la gente. No digo que no tenga nociones equivocadas de las personas, solo que esperé a ir conociendo más a fondo a mis compañeros antes de lanzarme a la piscina.
La gente con la que me iba desconfiaba de mi y yo me empeñaba en estamparme contra el muro que creaban a mi alrededor. Agotaban mi energía. Hacían que me planteara si ese era realmente mi sueño. Por suerte, el destino cruzó en mi camino a otros compañeros más afines a mi forma de ser y poco a poco, tanteando cuidadosamente el terreno, fuimos forjando la amistad que ahora nos une.
Ha sido un año muy duro para mi, en el que me he tenido que enfrentar continuamente a los fantasmas de mi pasado y ha habido momentos en los sentía que no tenía en quien confiar. Me he sentido sola y desamparada, lo que llevó a plantearme dejar de estudiar lo único me llena plenamente. Al principio no podía contar mis problemas, no soy de las que se desahogan a la ligera, ya me cuesta abrirme a mis amigos pues ¡imaginaos a unos absolutos desconocidos!
¿Cómo contar que había perdido a casi todos mis amigos por la distancia? ¿Cómo hacer ver que la Universidad era lo único que tenía? ¿Cómo no venirme abajo cuando un familiar cercano fallecía? ¿Cómo superar los cambios sin el apoyo de mi mejor amigo, fallecido hace 3 años?
Han sido tantas cosas en tan poco tiempo... Pero no me arrepiento de las decisiones tomadas. Perdí a mis amigos, ¿y qué? Hice nuevos, mucho mejores que los anteriores, tanto dentro como fuera de las aulas. Ahora cuento con gente con la que compartir mi dolor cuando me asaltan los recuerdos de los que nos dejaron para siempre.
He conocido a tanta gente que no ceso de asombrarme cuando miro atrás y veo todo lo que ha cambiado mi vida en tan solo unos meses. Me vine abajo, luché con fiereza contra mi misma y, cuando me estabilicé internamente, pude abrir los ojos para ver más allá de la gente con la que me iba, gracias a eso abrí las puertas a más gente. Esa es la clave, no cerrarse a nadie. Decisión acertada.

Aurora.

jueves, 12 de mayo de 2011

Final alternativo de "Caperucita Roja"



La increíble historia de Caperucita Roja

Érase una vez, una niña que vivía en un pequeño pueblo rodeado por un denso bosque. Todo el mundo la conocía como Caperucita Roja porque siempre vestía con una caperuza de dicho color. Un buen día, su madre le pidió que fuera a visitar a su abuelita que vivía sola en mitad del  bosque. La niña, encantada con el encargo, empezó a preparar una cesta con miel, magdalenas, leche y algunas frutas. Su madre le dio varios consejos para que no se perdiera y le pidió que no abandonara el sendero.
La niña se adentró en el bosque y a cada paso se maravillaba más con la belleza de las flores y las mariposas de colores que las rondaban. Iba distraída, alejándose del camino marcado por su madre. El lobo feroz acechaba tras unos matorrales a que ella se acercara.
Cuando Caperucita se agachó a oler unas flores, el lobo le salió al paso. Se levantó sobresaltada, pero cuando vio que se trataba de un "lindo perrito" se tranquilizó. El lobo se interesó por todo lo que le contaba la niña y así fue como se enteró de a dónde se dirigía. El lobo propuso que tomara otro camino, al parecer más bonito. Caperucita, entusiasmada con la idea, le hizo caso y se dirigió a donde él indicaba.
El lobo aprovechó que la niña iba a dar un gran rodeo para correr a casa de su abuelita. La anciana mujer, muy sabia por la edad, le oyó llegar y decidió esconderse en el armario para salvar su vida. El lobo la buscó pero no la encontró, aun así se disfrazó de ella y se metió en su cama. La abuelita de Caperucita lo observaba todo por las rendijas del armario.
Al poco rato, llegó la alegre niña con su cestita en una mano y un ramo de flores en la otra. Se entretuvo poniendo las flores en agua y dejando la cesta en la cocina. Fue a ver a su abuelita a la habitación cuando terminó. Abrió la puerta despacito, temiendo despertarla si dormía. Una figura la sonreía. Ella sabía que no era su abuelita, pero decidió disimular.
-¡Oh! Abuelita, qué orejas más grandes tienes.
-Son para escucharte mejor.
-¡Oh! Abuelita, qué ojos más grandes tienes.
-Son para verte mejor.
-¡Oh! Abuelita, qué nariz más grande tienes.
-Es para olerte mejor.
-¡Oh! Abuelita, qué boca más grande tienes.
-¡¡¡Es para comerte mejor!!!-el lobo se levantó de la cama y se precipitó contra la niña.
Caperucita, precavida, le cerró la puerta y el lobo se estampó contra ella. La niña corrió a esconderse a la cocina aprovechando el aturdimiento del animal. Pero el lobo se despejó y fue a por ella a la cocina. Estaba preparada. Había echado aceite al suelo, así que el lobo resbalaba y no podía acercarse. Además, la niña le arrojaba frutas y magdalenas, por lo que se caía constantemente tratando de esquivarlas.
Caperucita salió al bosque. Vio cómo su abuelita salía de la casa por una ventana y juntas corrieron a buscar ayuda. El lobo salió, finalmente, de la casa y fue a cazarlas. La abuelita conocía a un leñador que decidió ayudarlas. Cuando los tres vieron que el lobo venía enfurecido, tensaron una cuerda que habían colocado entre dos árboles, haciéndole tropezar.
El leñador le amenazó con un hacha mientras Caperucita y su abuela le ataban las patas. A pesar de estar atado, el lobo seguía retorciéndose tratando de soltarse. Por seguridad, la niña decidió dispararle para herirle, pero el tiro fue tan certero que mató al animal. Optaron por tirar el cuerpo al río y olvidar el trágico suceso.

Aurora.


miércoles, 11 de mayo de 2011

Metro



Esa red de transporte público que tanto nos venden por todos lados. Y no es tan maravillosa como nos quieren hacer creer, siempre tan petada de gente sudorosa que te planta su sobaco olor a "llevo una vida sin tocar el jabón" desde primera hora de la mañana, para empezar. Siempre con cuidado de no dar un giro brusco para no pegar un bolsazo a los que te rodean para que llegue la vieja borde que se pone a dar bandazos por doquier y tienes que ser un hábil experto en el noble arte de "esquivar a la vieja".
Y qué decir de esos preciosos avisos de "No pierda de vista sus pertenencias. Carteristas profesionales". Y ahí vas tú, agarrando tu bolso como si llevases diamantes dentro, esquivando a la vieja, vigilando a ver si ves un tipo raro con pinta de carterista (¿¿¿por qué siempre pensamos en los pintas???) y lo mejor de todo, tratando de no caerte con cada frenazo. Vamos, ir en metro es estresante, toda una aventura.
Pero lo mejor de todo son los zombies del andén. Cuando vas en el vagón a punto de parar en una nueva estación y ves que se preparan para el ataque. Ponte a temblar. Para el tren pero las puertas permanecen cerradas unas milésimas de segundo y ellos te miran, te miran con la mirada perdida o furiosa o deprimida... hay zombies de todos los gustos, pero todos coinciden en algo: forman una casi impenetrable barrera en torno a las puertas por las que todo el mundo tiene que pasar. ¿Por qué no se pondrán a un lado para no entorpecer el paso?
Se abren las puertas y ellos tratan de ocupar tu lugar, vamos a ver, ¿me dejas salir primero, gilipollas? Y se apartan mínimamente, lo justo para que pases de lado, deprisa y sin detenerte por si alguno no ha desayunado y te muerde. Agachas la cabeza y corres, quieres salir de ese ambiente opresor. Pero ellos te miran, esperan que te caigas o te resbales, desean reírse de ti y contarlo a sus colegas, desean que seas tú la anécdota del día. No lo harás. Empezarás a ir más despacio, esquivando a los zombies que han perdido el tren o que van pisando huevos, miras el reloj, piensas en lo tarde que es, te desesperas.
Hora punta. Y no sé si habréis ido alguna vez en esas horribles horas con el imbécil de la guitarrita, que te dan ganas de hacerte estrella del rock solo para estampársela en la cabeza. Tú vas tranquilamente escuchando a tu grupo favorito y ¡zas! en vez de oír los acordes que te alegran el día escuchas al lameculos que encima canta como si le estuviesen apuñalando, ¡por favor!
Pero ironías de la vida, con todo el amor que profeso a este singular medio de transporte, es el que más utilizo. Me lleva justo a donde quiero ir en cuestión de minutos, un lujo. La pena es que me tengo que tragar la fauna y flora del subsuelo urbano, con todo lo que ello conlleva... incluido mi habitual cabreo hasta que respiro el aire -me gustaría decir puro y limpio pero mentiría- de las calles de mi ciudad.
Ya sabéis lo que pienso, ahora ¿nos damos una vueltecita?

Aurora.


domingo, 8 de mayo de 2011

Querer


Querer. ¿Quién no ha dicho 'te quiero' alguna vez? Familiares, amigos, parejas... nos estamos regalando estas palabras constantemente, hacemos de ellas un uso indiscriminado. Es un verbo que te llena de ilusión y te hace renacer si crees en el significado que conlleva, por eso hay que saber distinguir a la gente que lo usa sinceramente de la que no. Ardua tarea, sin duda. Yo he aprendido a intuir quién miente y quién no cuando me dicen 'te quiero', pero siempre puedo equivocarme y llevarme la decepción.
Hay parejas que afirman quererse o incluso amarse a las pocas semanas de estar juntos... ¿¿¿hola??? ¿En qué mundo vivimos? Si es cierto que hay gente que se quiere y no pueden estar juntos y cuando, por fin, lo consiguen es un estallido de amor lo que sienten pero seamos realistas, no es ni el 1% de los casos de parejas del mundo. Lo normal es que te guste tu amigo, tu vecino, el de la clase de enfrente o algo así, y si se da el caso de que acabais juntos NO OS QUERÉIS. Os gustáis. El cariño y el amor llegan con el tiempo, lentamente.
Ocurre lo mismo en el plano de la amistad. Hay personas que creen que por llevarse de lujo, divertise muchísimo o compartir un sinfín de gustos y aficiones en común ya se quieren. ¡¡¡NO!!! Es lo mismo, apreciarás mucho a tu amiga o amigo pero el cariño se forma con el tiempo. He conocido a mucha gente que afirmaba quererme a las pocas horas de conocerme, mienten.
Esta reflexión que hago espero que os ayude a pensar en el uso que dais a los verbos que implican tantas cosas, emocionalmente hablando. Se puede hacer mucho daño si dejas creer a las personas que las quieres cuando lo que sientes por ellas es, en realidad, un cariño especial.
Tomad, si lo veis oportuno, mi ejemplo. Jamás digo 'te quiero' hasta que no estoy segura de que es cierto que lo siento. Puede que lo ponga al final de un comentario en Tuenti o Facebook o de un sms, como medio de poner fin a lo que quiero decir pero en persona es otro cantar. De mi boca salen: 'eres estupendo', 'te aprecio mucho', 'eres importante para mi', 'te adoro'... cosas así. ¿'Te quiero'? No. No es que no lo sienta, es que no quiero que la gente se haga ilusiones si al final resulta que es un gran aprecio o simple idolatría lo que siento. Razón vs. Corazón.

Aurora.