martes, 5 de febrero de 2019

Globos y rosas


Queridos lectores, no es fácil volver después de un año de parón. No sé ni cómo empezar. Mi vida dio un giro de 180º y se puso del revés, durante meses he sido un barco a la deriva amenazando con encallar estrepitosamente en un afilado acantilado. Pero heme aquí tanto tiempo después... vuelvo al redil con algo de mi cosecha:

Eres un globo a la deriva, tan pomposo, tan vistoso, con una cuerdecilla que suplica que alguien te ate, que te lleve a su lado, que te cuide hasta que la falta de aire te lleve al final, un arrugado adiós.

Pero te gusta lo bello, las rosas te atraen, con sus colores, con su jugosidad, con esa fragancia que te atrapa, ¿qué hay de malo en ir a jugar? No adviertes el peligro, solo la belleza eres capaz de ver, nada más que la superficie, ¿no ahondas? ¿Para qué?

Pero debajo de la hermosa perfección se hallan las espinas, amenazantes, deseosas de que te acerques lo suficiente para asir tu cuerdecilla y acortar distancias. Eres un globo curioso, quieres sentir su tacto aterciopelado y bajas a jugar. Y cual garra retráctil felina, llega la rosa y clava en ti su afilada navaja.

Explotas. La belleza es solo el principio, el final nadie lo sabe. 
Estallas. Porque te das cuenta de que las cosas no terminan como habías planeado.
Rasgas el aire con un alarido que asusta a quien es capaz de oírlo, pero es mudo.

No hay arrugas para ti, te rompiste.

Aurora

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