domingo, 23 de enero de 2011

Leer


Grandes pasiones son los verdaderos motores del Universo. Cada individuo rige su vida por lo que siente, dejándose llevar por lo que realmente desea. Para algunos será la Religión, otros la Ciencia, otros el Arte... y así indefinidamente. ¿Mi gran pasión? Las Letras. Porque disfruto tanto leyendo como escribiendo, quizá porque es lo único que ha estado siempre conmigo y que permanecerá ahí hasta el fin de mis días.
Las amistades, los amores, la familia... nada es tan estático como poseer un libro. La gente que hoy está a tu lado, ¿quién te garantiza que mañana siga ahí? Los seres vivos estamos condenados desde antes de nacer a encaminar nuestros pasos hasta una inevitable muerte, a unos les sobreviene antes y a otros después pero a todos nos llega en algún momento. Por eso nada es tan duradero como lo es un libro, que no sólo te hace pasar un buen rato sino que además es capaz de hacerte reír, llorar, que se te encoja el alma o transportarte a otras épocas o a otros mundos ya sean imaginarios o no.
En un libro puedes hallar de todo y siempre podrás releerlo para volver a viajar, volver a soñar y volver a ver esas cosas increíbles que jamás verás en tu propia realidad. Los libros son los que siempre han estado y siempre estarán presentes en nuestras vidas, nos guste o no. Que un libro no es sólo una novela o un best-seller, también para estudiar son precisos los libros. ¿O es que la Historia o la Geografía son transmitidas por tradición oral? ¡De ninguna manera!
En nuestra sociedad hablar de tradición oral es remontarse a tiempos muy muy remotos, aunque realmente no haya pasado tanto tiempo. Sí es cierto que nuestros familiares nos contaban historias antes de ir a dormir cuando éramos niños pero, ¿no pedíamos todos nosotros que nos LEYESEN un cuento? Son pequeños detalles que nos hacen darnos cuenta de lo que es natural en el ser humano.
 Un niño pequeño no le pide a su padre que le narre cómo le fue hoy en el trabajo, le pide que le lea un cuento. Por eso me da tantísima rabia la gente, que cada vez más frecuentemente, presume y se enorgullece de no leer. ¡Mentira! Todos leemos aunque no queramos.
 ¿No estudias en el colegio libros y más libros de texto sobre Historia, Geografía, Literatura, Química, Matemáticas y todo el resto de asignaturas existentes? Mientras estudias estás leyendo. ¿No utilizas redes sociales? Ahí lees y escribes incansablemente. ¿No vas nunca en algún medio de transporte hacia algún lugar donde nunca antes has estado? ¿Qué crees que haces al seguir todos los carteles y las indicaciones de los mapas? Sí, queridos, leer lo hacemos cada día de nuestras vidas desde que nos enseñan el alfabeto. Porque, atrévete a negarme que no lees el periódico camino a tu puesto de trabajo, aunque sólo sean los titulares del ejemplar que está leyendo el vecino. Leer, leer, leer, leer, es involuntario. Nadie es capaz de abrir una lata de refresco sin leer la marca, para llevar la lectura al extremo más común, por ejemplo.
Os reto a que realmente no leáis NADA en, pongamos, ¿una semana? Breve lapso de tiempo, ¿verdad? No quiero que leáis ni el sms que os acaba de llegar o el nombre de quien te llama por teléfono, ni los rótulos de las tiendas que adornan las calles, no leas la marca del bote de champú o los billetes con los que estás pagando. No leas los créditos o los subtítulos de la película que pretendías ver y nada de leer aquello que anuncian por televisión.
Gente que se jacta de odiar leer y de no hacerlo nunca, ¡dejad de mentir! Leer no es sólo tirarte en el sofá con un libro entre las manos, eso es sólo la acepción más conocida y más utilizada.
Si me decís que lo habéis conseguido sabré que mentís como bellacos.

Aurora.

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