sábado, 29 de enero de 2011

Amistad



Desde mi ventana veo la lluvia caer al mismo son que mis lágrimas, que ruedan por mis mejillas dejando su huella perlada. "¿Qué te pasa?" Sí, eso es lo que el mundo suele preguntar. "Nada, gilipolleces mías." Eso es lo que suelo responder, pintando una triste sonrisa en mi rostro, triste pero sonrisa al fin y al cabo, ¿n0?
¿Por qué la gente no se contenta con eso? ¿Por qué pide más y más información? ¿Es que no se da cuenta que quiero callar, guardar mi silencio, proteger mis secretos? Pues es momento de que hable, y que lo haga de la única forma que sé. Sólo por escrito puedo expresar lo que siento en lo más hondo de mi alma, sólo así podré liberar a mi alma de esta estúpida carga.
Mi gran problema por el que llevo días mal, conteniendo mi dolor, y evitando derramar mis lágimas en público es la amistad. Ya no puedo más. Tengo la necesidad de gritarle al mundo lo que se cuece en mi corazón, y aquí reflejaré ese grito. Es la amistad en general, no hablo de nadie en concreto, esto quiero dejarlo bien claro desde el principio.
Durante toda mi vida he conocido a gente que se unió en la guardería y que ahora están en la Universidad y son más amigas que nunca. Gente que se conoció en el patio del colegio y aún hoy su amistad está muy viva, quizá más de lo que haya estado nunca antes. Envidio a toda esa gente que desde las primeras semanas en que se conocen se forja entre ellas unos lazos increíblemente fuertes.
A mí jamás me ha pasado algo parecido y ya dudo que me pueda llegar a pasar. A mí lo único que me han dado ha sido palos por ser diferente, como no soy como el resto de la gente ya no se fían de mí y no me dan esa oportunidad que todo el mundo merece. Y sí, lloro, porque veo amistades verdaderas, sinceras, donde la gente puede contar con la otra persona pase lo que pase.
¿Por qué en mi vida sólo hay verdades a medias, secretos y mentiras? ¡¡¡Joder que no he matado a nadie!!! Creo que no he hecho mal alguno para que el mundo me trate como me trata pero sólo me queda salir adelante, y creo que he aprendido a hacerlo bastante bien con el paso de los años. Así que ahora estoy en uno de esos momentos en los que veo nacer amistades inquebrantables a mi alrededor mientras sigo lanzando mis lazos esperando que no sean rechazados, esta vez no. Y parece ser que mis súplicas han sido escuchadas y que por fin hay alguien que sinceramente me tiende la mano, ofreciéndome la tan anhelada oportunidad.
Entonces, ¿por qué lloro? Porque me muero de miedo al pensar que todo puede volver a salirme mal, y entonces sabré que mi destino es la soledad y que la vida en sociedad es un lujo que no me puedo permitir.

Aurora.

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